Paro juvenil, medidas de apoyo para los jóvenes, cursos, másteres… Pero ¿qué pasa con los mayores de cincuenta años que se han quedado sin trabajo, víctimas de un ERE, que siendo autónomos se están quedando sin actividad o que simplemente ven como su vida va pasando en un empleo que no les hace felices y se plantean dar el salto a una nueva vida más ilusionante?
Muchas de estas personas pensarán que ya son demasiado mayores para cambiar su rumbo profesional y que se ven sin fuerzas ni energías para iniciar una vida más ilusionante. Pero deben tener presente que los cincuenta pueden ser como los cuarenta de hace veinte años; la esperanza de vida es cada vez mayor y en muy poco tiempo lograremos llegar al siglo de vida y en perfectas condiciones físicas, por lo que las personas de que rondan los cincuenta solo se encuentran en el ecuador de su vida.
Esto tiene, por el contrario, también un coste: nuestra vida laboral también se alargará. Si vamos a vivir cien años no tiene sentido que solo trabajemos treinta. Además, no hay sistema de pensiones que lo soporte. De momento, la vida laboral se ha alargado dos años, pero en los próximos años se prolongará todavía más y no será raro ver en un futuro cercano a septuagenarios, incluso a octogenarios trabajando en empresas o como freelance.
Completar las pensiones
Porque, además, las pensiones van a ser insuficientes. Lo de pensiones dignas es un concepto en vías de desaparición. Seguirá habiendo un sistema público de pensiones, pero por supuesto totalmente insuficiente para las necesidades cada vez mayores que tenemos las personas. Por eso, aunque seamos perceptores de una pensión, seguramente querremos seguir trabajando para tener un poder adquisitivo, al menos suficiente, que nos permita sufragar nuestras necesidades y caprichos.
Y todo esto en una nueva época que inicia la humanidad y que se caracteriza por la volatilidad, el dinamismo y el cambio permanente. Solo las personas con una gran capacidad de adaptación sobrevivirán en la nueva era; los demás están destinados a las penurias y la frustración.
Nuevas profesiones
La mitad de los puestos de trabajo que conocemos ahora desaparecerán en los próximos diez años, pero el 80% de las profesiones que habrá dentro de diez años no existen todavía. No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que si a los cincuentones les quedan, al menos, veinte años más de vida profesional, para sobrevivir en condiciones dignas deberán adaptarse a las nuevas circunstancias.
Pero como siempre ha ocurrido a lo largo de la vida, los periodos de cambios, de crisis, también son periodos de oportunidades y los que estén acostumbrados a pescar en los momentos de incertidumbre serán los que se sobrevivían; por eso hay que prepararse para reinventarse no solo ahora, sino ahora y en el futuro. La fórmula de la reinvención es actitud más nuevos conocimientos.
Vida efímera
En este mundo cambiante, y a partir de ahora, desaparecerán muchas, muchísimas profesiones, pero aparecerán otras muchas, muchísimas nuevas. Pero a diferencia de lo que ha ocurrido en los dos últimos siglos, las nuevas profesiones no llegarán para quedarse, sino que también tendrán una vida efímera y desaparecerán para dar paso a otras nuevas y así sucesivamente.
El aprendizaje continuo y permanente será la nueva ley de los trabajadores, que pasarán a ser profesionales autónomos y freelance, porque las empresas necesitarán estructuras ágiles y flexibles para facilitar la adaptación a las distintas coyunturas. Toca ponerse las pilas y reinventarse para vivir una etapa realmente apasionante.
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