Al igual que existen los branding manager, los gestores de marca personal o de empresa son esos profesionales que velan por la buena imagen y el buen nombre de la marca del cliente, bien sea profesional o empresa, y la posiciona en Internet para que sus públicos la perciban como profesional solvente y con autoridad.
Gestionar una marca no es una tarea que se consiga dedicándole un ratito cada semana. Supone estar siempre alerta ante las novedades que ofrece la evolución social y económica para reposicionar la marca y aprovechar las oportunidades tanto laborales como de negocio.
Para ello, hay que tener una herramienta que sirva como centro neurálgico sobre el que pivotar una estrategia. Y hasta ahora, esa herramienta es un blog, videoblog, podcast o las tres cosas a la vez. Porque se trata de una herramienta sobre la que volcar todo nuestro saber y mostrar a nuestros públicos nuestra solvencia profesional o empresarial. Pero esa herramienta, para que sea eficaz, hay que alimentarla cada día con contenidos.
Gestión de las Redes sociales
Y luego todo ese saber debe divulgarse. Los medios por los que divulgar el contenido pueden ser numerosos, pero sin duda alguna, las redes sociales suponen uno de los más importantes. Ser activos, oportunos, ingeniosos… darán un plus y un impulso importante a nuestra marca.
Pero una imagen de marca no se construye solo con la suma de contenidos, sino que además de los contenidos, frecuencia, actualizaciones… subyace una información no verbal, una impresión, una creación mental colectiva que también es información, que también llega a nuestros públicos y que, por tanto, también hay que saber gestionar.
Estrategia y plan de acción
¿Y cómo gestionamos todo esto? Gestionar todo esto supone diseñar una estrategia y un plan de acción dinámico. Pero sobre todo lo que supone es mucho tiempo. De ahí surge esta profesión, la de los gestores de marca, que nace de la necesidad de sumar a unos conocimientos y técnicas concretas y específicas, el tiempo necesario para implementarla.
La identidad en la red, la huella digital que dejamos voluntaria e involuntariamente en Internet será vital para el futuro profesional y empresarial. Por eso, la marca personal, que ahora se percibe como una especie de moderna excentricidad será una necesidad que habrá que gestionar con enorme pulcritud y para lo que se necesitarán profesionales que controlen en cada momento los pasos a dar para lograr el objetivo, que no será otro que el progreso personal y profesional o, al menos, la supervivencia en el mundo laboral.
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La construcción de la marca personal
Si damos por hecho que el futuro del mercado laboral y de los negocios pasa por el juego en un mercado atomizado por infinidad de profesionales y empresas que ofrecen sus productos y servicios a nivel global, la marca y la percepción de la marca serán un aspecto fundamental a tener en cuenta.
Si para un abogado, médico, electricista o mecánico la marca personal será importante para competir, para un periodista, que es un profesional de los medios, que como con los actores o directores de cine la percepción de su marca puede hacer crecer o fracasar sus ventas, la marca personal será algo imprescindible que deberá empezar a trabajar ya.
Algunos periodistas ya la tienen trabajada sin haberse preocupado nunca por ello, precisamente porque están expuestos a diario a los medios de comunicación. Pero otros, aunque están expuestos a los medios no tienen una imagen tan definida. Por otra parte, estudiantes o profesionales que quieren iniciar una carrera independiente y autónoma como periodista tienen que empezar a trabajar su marca personal, si finalmente quiere vender algo.
La captación de talento
Porque nadie compra a quien no conoce. En una sociedad tan mercantilizada, en una sociedad tan líquida, con unas empresas tan efímeras y con unas necesidades tan puntuales, la captación de talento no es una cuestión que se hace una vez cuando es necesario cubrir una posición, la captación de talento se sistematiza, se automatiza y se simplifica.
Una marca personal no es otra cosa que diferenciarse de otros profesionales; a veces competidores directos, a veces porque ofrece servicios o productos alternativos a los que puedan ofrecer otras personas o empresas para cubrir la misma necesidad. Pero en cualquier caso es nuestra identidad, lo que otras personas perciben cuando nos exponemos ante ellos.
Transmite idoneidad
Las empresas ya no necesitan seleccionar entre un amplio abanico de proveedores aquél que le ofrece mejor precio para un servicio, sino que probablemente ya tenga seleccionado al proveedor porque percibe que es el que mejor se adapta a lo que le va a requerir y solo esperan el momento más adecuado para hacerlo.
Según como hayamos trabajado nuestra marca sabrán si realmente somos el profesional que mejor va a desempeñar ese servicio. No solo conocerá nuestra trayectoria, sino cómo la hemos trabajado, qué problemas hemos solventado, cómo pensamos…
Sentido y estrategia
Por eso es tan importante cómo trabajemos la marca personal, porque en función de lo que proyectemos con ella, nos contratarán como proveedor de un servicio o comprarán nuestro producto. La marca personal tiene que tener un sentido y una estrategia para que cumpla su función. No se trata solo de conseguir cierta notoriedad, sino de hacerlo con cierta coherencia.
Y el momento de trabajar esa estrategia de marca personal es ahora. Todavía son pocos los profesionales que trabajan su propia marca, por lo que en muchos sectores no es difícil posicionarse. Cuando la sociedad comprenda la importancia vital de poseer una marca personal saltarán a la vez todos los profesionales a la Red y la fuerte competencia hará mucho más difícil el posicionamiento. Ya se sabe, quien da primero, da dos veces.
¿Cómo empiezo a trabajar mi marca personal?
En primer lugar, teniendo que ser conscientes de la importancia que tiene. La marca personal no se consigue de la noche a la mañana, sino que necesita de una continuidad. La continuidad es lo que transmite seriedad y profesionalidad y no transmite improvisación ni incoherencias, quizá lo más denostado entre los profesionales.
Nadie puede vender lo que no tiene, sobre todo porque, más temprano que tarde, tu público se dará cuenta. La marca personal y el crecimiento personal están íntimamente ligados. Una persona que se trabaja su crecimiento personal, sin ninguna duda mejorará su marca personal. Así que de lo primero que nos tenemos que preocupar es de crecer como personas, porque eso repercutirá en nuestra marca y, por ende, eso se traducirá en ventas.
Visibilidad
Pero claro, una vez que ya creemos que tenemos algo que ofrecer al mundo como personas y profesionales, tendremos que venderlo, que darnos visibilidad, que mostrar lo que somos. La visibilidad de lo que somos (si merecemos la pena lo que somos) se traducirá en ventas, recomendaciones y ventas, al final.
Con estos dos aspectos, autenticidad y visibilidad, todo lo demás vendrá rodado: la reputación, recuerdo, credibilidad y generar deseo no serán otra cosa que consecuencias de lo anterior, que finalmente repercutirán en que nos elijan para que les vendamos ese producto o servicio que nosotros hemos creado, es decir, será la materialización de lo que nosotros mismos transmitimos.
El modelo de las cinco ‘P’
Vamos a dar un paso más. Lo que vamos a describir a continuación es la estructura del modelo aplicable a cualquier situación en la que queramos dejar huella. Es un modelo muy simple pero que tiene todos los elementos necesarios para lograr posicionarnos de un modo muy rápido. Para no romper con esa bonita tradición de los profesionales de marketing de crear modelos utilizando palabras que empiecen por ‘P’ Andrés Pérez Ortega propone:
- Personalidad. Descubrir quiénes somos. Una marca personal se basa en el individuo que la sustenta. Sin una personalidad definida, todo lo demás se cae. Esta fase es la que diferencia al branding dirigido a las personas del resto de aplicaciones (marca empresarial, marca país, etc.).
- Producto. Proporcionar algo valioso: Esta es la etapa en la que deberemos identificar y combinar nuestras cualidades, experiencias, logros, habilidades, conocimientos y aptitudes para crear algo relevante y que merezca la pena. Tendremos que encontrar necesidades en las que encajar lo que ofrecemos y, sobre todo, valorar y comunicar los resultados y beneficios que somos capaces de proporcionar.
- Público. Investigar y seleccionar a nuestro mercado: ¿En qué campo, contexto o entorno queremos posicionarnos como referentes? ¿Quiénes influyen en nuestra marca personal? En esta etapa vamos a identificar, seleccionar o evitar a las personas que pueden acercarnos o desviarnos de los objetivos.
- Posicionamiento. Crear nuestro estilo. En esta etapa se desarrollan y gestionan los vínculos emocionales de nuestra marca personal. Eso implica aprender a ser auténtico, desarrollar sintonía con la audiencia, conocer las claves del carisma y la atracción o crear una experiencia para nuestro público.
- Promoción. Comunicar marca personal. Es el momento de seleccionar y utilizar los canales más apropiados para generar el impacto que deseamos y utilizar el networking y la red de contactos para dejar huella. Entre estos canales, podríamos seleccionar los eventos y encuentros profesionales como una herramienta de posicionamiento propio y corporativo. También nuestras intervenciones públicas y aprovechar los nuevos canales que Internet ha puesto a nuestro servicio: crear, gestionar y utilizar blogs, microblogs y redes sociales para reforzar la marca personal.
Pasos a dar para construir una marca
Pero ahora vamos a hacer un recorrido sobre los pasos a dar para construir una marca personal:
En primer lugar, lo que tenemos que concretar será el objetivo. ¿Para qué quiero yo una marca personal? ¿Qué espero conseguir con ella? No tienes más que responder a las siguientes preguntas:
- ¿Qué quiero ser?
- ¿En quién me quiero convertir?
- ¿De qué quiero ser experto?
- ¿Dónde me gustaría verme en el futuro?
Una vez que nos hemos contestado a estas preguntas, llega el momento de pensar cómo vamos a conseguir ese objetivo; qué estrategia vamos a seguir para vernos en el futuro como a nosotros nos gustaría vernos, para convertirnos en lo que queremos convertirnos. Un periodista, en la mayoría de los casos, querrá convertirse en experto en algo y que su público no tenga ninguna duda de que es experto en algo.
Para ello, hay una serie de herramientas imprescindibles que tenemos a nuestro alcance:
- El blog. Probablemente la columna vertebral sobre la que pivotarán todas lo demás. ¿Por qué? Porque en él vamos a mostrar lo que sabemos y conseguir suscriptores con los que mantendremos una relación cordial y frecuente. Y las relaciones hay que cuidarlas. Además, el blog es la mejor herramienta para el SEO, para que nos encuentren por medio de los buscadores aquellas personas más interesadas en nuestro producto o servicio.
- Artículos en otros blogs. Los beneficios de un blog no los verás a corto plazo. Es una carrera de fondo donde lo más importante es la continuidad y la constancia; al final, todo llega. Pero una forma de acelerar esos resultados, de conseguir más suscriptores y mejorar el posicionamiento es escribiendo, en la medida que podamos, en otros blogs del sector, donde podemos aumentar nuestro reconocimiento. Ya te adelanto que no es algo fácil de conseguir, sobre todo en los blogs con gran número de seguidores, que son los más interesantes, pero es una labor que tendremos que poner en marcha poco a poco.
- El vídeo. Es el formato con más previsiones de crecimiento en Internet y puede ayudar mucho a tu posicionamiento personal. Grábate hablando a cámara y ofreciendo contenido de valor. Utiliza para ello un lenguaje cercano, coloquial y natural.
- Podcasts: Un formato cada vez más aceptado por todos los públicos, con la ventaja de que todavía no es un formato muy masificado por los productores de contenido, por lo que es relativamente sencillo posicionarse.
- Participa en congresos y ferias. No esperes a que te inviten. De vez en cuando busca en Internet congresos y ferias dirigidas a tu público objetivo y proponte como ponente. Ofrece una ponencia interesante sobre el tema del que eres experto. Ten en cuenta que te permitirá estar delante de un montón de gente perteneciente a tu público objetivo y, sin duda, muchos de ellos se suscribirán a tu blog. Cuando participes, hazlo saber a tus suscriptores y difúndelo en tus redes sociales. Aumentará tu prestigio y reputación.
- Escribe ebooks. Cuando no existía Internet, escribir y publicar un libro te convertía automáticamente en experto en la materia de la que habías escrito. Y eso te abría las puertas para participar en congresos, medios de comunicación, universidades… que aumentaba exponencialmente la imagen de marca. Ahora, ser autor de un ebook autopublicado no te da el mismo prestigio que te daba antes escribir un libro en papel, pero por lo menos demuestras que eres experto, aunque solo sea por el hecho de que te has molestado en escribirlo.
- Redes sociales. Aprovechar los canales sociales para interactuar y hablar directamente tanto con tus clientes y público objetivo. No te limites solamente a difundir lo que haces, sino a participar de la conversación aportando tu sabiduría, consejos, propuestas… Poco a poco te irás haciendo un hueco entre los usuarios. Sigue a aquellos que te puedan resultar interesantes y hazte notar (con mesura y hablando en el mismo tono e ‘idioma’ que ellos)
- Foros. Lo mismo para los foros. Participa en aquellos en los que participa tu público objetivo y haz aportaciones de valor. Pero sobre todo, y es lo más importante, soluciona problemas. No hay mejor potencial cliente que una persona agradecida.
- Finalmente mide los resultados. Como hacer todo lo anterior te ocuparía mucho tiempo, lo normal es que algunas de las acciones propuestas anteriormente no te sea todo lo útil que pudieras esperar. Pero sí te aconsejaría que probaras todas, midieras los resultados y si por falta de tiempo no puedes atenderlas todas, te centres en aquellas que te ofrecen mejores resultados.
Un comentario en “¿Qué hace un gestor de marca personal o de empresa?”